Hace exactamente 10 años atrás me encontraba en una situación muy difícil, veía mi futuro muy distinto a lo que es mi realidad ahora. Con 7 años de casados con mi esposo ya habíamos pasado por 3 abortos espontáneos y muchas dudas y temores.
Después de ser cristianos por muchos años, de hecho nos conocímos en la iglesia, nuestra fé comenzó a venirse abajo y entramos en un desierto espiritual. Nuestro pequeño Getsemaní donde nos sentimos más solos que nunca.
Pensamos lo peor, que jamás podríamos ver realizado nuestro deseo de ser padres.
Que equivocados estábamos al dudar del poder de Nuestro Dios!
Después de muchos exámenes médicos, aún no teníamos respuesta. En el 2007 con solo 3 meses de haber tenido mi última pérdida volví a quedar embarazada. Dios me mostró algo diferente esta vez. Me enseño a confiar, aún cuando me veía amenazada. Me enseño a nadar en las profundidades de la fé y no en las orillas. Afianzó mi carácter en Él. Desde que empezó mi embarazo empezaron también las hemorragias. En ninguno de mis embarazos había logrado escuchar un látido. Recuerdo muy bien el día que fuímos una de las tantas veces a emergencias empezando mi embarazo y mientras mi esposo traía mi silla de ruedas, yo quedé sola en el carro y oré como nunca a Dios. Le pedí me mostrara un latido y me comprometí a administrar esa pequeña vida para Él.
Después que la Dra. me revisó con mucha duda y pesar en su rostro pensando lo peor, logramos escuchar el sonido más hermoso para una madre, era vida en mi vientre. Dios es maravilloso!!
Después de varios exámenes médicos y cambio de doctores fuí diagnosticada con síndrome de anticuerpos antifosfolípidos (SAFL) que es un estado autoinmune de hipercaogulabilidad causado por anticuerpos dirigidos contra los fosfolípidos de las membranas celulares. En otras palabras es una susceptibilidad a la formación de coágulos intravasculares (trombosis) que a mi se me desarrollaba durante los embarazos. Esto provocaba problemas con la circulación de sangre hacia la placenta y esta se iba secando y se desprendía. Esto siguió ocurriendo con el embarazo de mi hija donde tuve que estar en cama por 4 meses e inyectarme heparina a diario durante todo el embarazo para ralear mi sangre.
Con todo esto Dios quería que pusiera mi confianza en Él, que me dejara llevar en esa profunda prueba de fé donde mis pies no tocaban fondo para mostrarme más de Él. Entre más profunda la prueba más nos sumergimos en su Palabra. Cuanto agradezco esta prueba a mi vida! Valió todo la pena. Encontré mi primer amor en Cristo quien a su vez me introdujo al amor sobrenatural de una madre por sus hijos.
No solo nació mi hija y nací yo como madre sino que nació mi fé en mi Salvador Jesus a quien decía conocer por tantos años. Conocí su carácter y su poder en ese tiempo hermoso de dolor y prueba y en esas pérdidas que al final fueron ganancia para mi vida.
Ahora Dios me ha bendecido no solo con mi hija sino también me ha permitido ser madre de un hermoso varón
Dios es fiel!
No importa el desierto que estes atravezando, aunque sientas que no hay salida debes saber que No estas sola, Dios está contigo y esta refinandote para cosas más grandes. La angustia y la aflicción son oportunidades para ser refinados en el Señor.
Zacarías 13:9
“Y meteré la tercera parte en el fuego, los refinaré como se refina la plata, y los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre, y yo le responderé; diré: «El es mi pueblo», y él dirá: «El SEÑOR es mi Dios.»